- Jorge Troyano
- EnoExperiencias
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El vino se clasifica según diversas características, como la añada, el tipo de uva, la forma de elaboración o el lugar de origen, pero también se puede determinar si es un vino de guarda o no. Este tipo de vino es muy especial, ya que está elaborado con el propósito de añejarlo en su botella por años.
Generalmente, el vino se comercializa un año luego de la vendimia y no es recomendable guardarlo por más tiempo. Pero con el vino de guarda ocurre lo contrario. Se realiza de forma tal que el reposo dentro de la botella permita la evolución del vino. Mientras que un vino joven de comercialización rápida comienza a apagarse y perder sus cualidades con el paso del tiempo, el vino de guarda aumenta sus aromas y se enriquece.
Cuáles son los vinos de guarda
Se puede lograr vino de guarda en cualquier región vitivinícola, pero no todos logran el equilibrio de aromas e intensidades en el paso del tiempo. Dentro de las uvas de vino tinto, las más comunes son la Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, y en cuanto a las uvas de vino blanco podemos destacar la uva Godello, Chardonnay, Verdejo y la Viura.
Los vinos de guarda requieren de ciertas condiciones: acidez, polifenoles y PH más elevados que los vinos jóvenes. Es por esto, que el terroir es lo más importante para lograr este tipo de vino. El terroir es el conjunto de condiciones en las cuales se desarrolla la uva antes de la vendimia, por ejemplo: las condiciones del suelo, el clima, la topografía, altitud y biodiversidad. Estas son las condiciones más influyentes, junto con las técnicas de vinificación aplicadas.
Cómo se elabora un vino de guarda
Lo primero a tener en cuenta a la hora de conseguir un vino de guarda o crianza es el terroir. Deben considerarse todas las condiciones para que la uva adecuada logre las características necesarias. En cuanto a la fermentación, mientras que los vinos jóvenes fermentan en grandes tanques de acero o piscinas de cemento, los de crianza suelen fermentarse en barricas o toneles de madera. Estas barricas suelen ser de roble francés o roble americano, cada una aporta propiedades distintas al vino. La madera de roble siempre aporta aroma y taninos, lo cual añade cuerpo y estructura al vino de guarda.
Cada vino se conserva en estas barricas el tiempo elegido por el enólogo antes de embotellarse, generalmente reposan allí durante 12 meses o más. Se cree que una de las razones por las que los vinos más antiguos conseguían ser vinos de guarda, es el traslado en barricas, ya que esta era la mejor forma de transportar grandes cantidades de vino a distintas zonas.
Cómo cuidar un vino de guarda
El vino es un líquido vivo, por eso tiene la capacidad de mejorar con el tiempo. Es imperioso tener los cuidados necesarios para su conservación en botella. Entre los elementos externos que influyen en su maduración están los siguientes: temperatura, luz, humedad y posición. La temperatura debe ser de 12°C de forma constante. Lo más recomendable es que la luz no interactúe con el vino, por eso las bodegas suelen estar en penumbra.
Si no tienes una bodega, elige un sector bien protegido. Este sitio debe mantener cierta humedad para no estropear el corcho, que se conserva entre un 70 y 80% de humedad. La botella debe estar colocada de forma tal que el aire dentro no se interponga entre el vino y el corcho, es importante que el líquido se encuentre en contacto con el corcho para mantenerlo hinchado y mojado.
Cómo muere el vino
Como hemos señalado con anterioridad, el vino es un líquido vivo y también puede morir. Si el vino es guardado por más tiempo del que puede soportar o no es cuidado apropiadamente, pierde su acidez y estructura. Esto genera un gusto apagado y falta de cuerpo, por lo que se considera muerto. Los vinos de guarda conservados en las condiciones adecuadas logran madurar durante años en la botella, incluso hay algunos que se comercializan cumplidos los 30 años de guardado.
Cualquier amante del vino debe tener una pequeña bodega donde conservar sus vinos de guarda hasta que sea el momento adecuado. Los vinos jóvenes son ácidos y livianos, ideales para una cena con amigos, pero el vino de guarda tiene aromas mucho más profundos. En tiempos como estos donde la paciencia y espera no son cualidades comunes, se atesoran más las cosas que requieren de ellas y es el caso de los vinos de guarda. Estos vinos que requieren tanto trabajo, control, tiempo y paciencia, consiguen también generar un ambiente inolvidable.
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